El Valle de Lecrín es el Valle de la Alegría, Guad al-Liqlín,
como ya lo llamaban los árabes.
Esto es debido a su gran cantidad de nacimientos de agua y
sus muchas horas de sol, que hacen que haya alegría , mucha vida, gran variedad de plantas,
un clima benigno, grato y cómodo.
El agua proviene de las nieves de Sierra Nevada, ya que el
Valle, está situado en su falda, junto al pico más meridional y occidental del
macizo montañoso, que es precioso verlo nevado en invierno, pero muy necesario,
pues esa nieve, nos inunda de agua en verano, por numerosos nacimientos que se
aprovechan tanto para beber, refrescándonos así como para regadío.
Nos podemos encontrar el agua no solo en ríos, lagunas,
pantanos, sino también en cataratas y
nacimientos por doquier y que algunos de ellos, tienen la virtud de ser aguas
minero-medicinales.
El humedal de la Laguna de Padul, está protegido y
catalogado como Reserva dentro del Parque Natural de Sierra Nevada. Se han
censado más de 200 especies entre las que destacan el ánade azul, la garza
real, el avetorillo, el zampullín, el Martín pescador etc. Siendo este humedal
un lugar elegido por muchos visitantes nórdicos que vienen aquí para “avistar”
las aves que ellos anillaron en sus tierras y que pasan por aquí, para viajar
en su migración hacia África durante el invierno.
El pantano de Beznar, recoge las aguas de los ríos Dúrcal,
Torrente y Albuñuelas, situándose en la zona sur del Valle, entre los pueblos
de Pinos del Valle, Beznar,Chite, Melegís y Restabal, pudiéndose practicar con
las empresas de turismo activo rutas en kayak y que posee unas vistas
excelentes inmersas entre olivos naranjos y limones.
Las cataratas del arroyo del Alcázar y las del río Dúrcal,
nos harán sentir la emoción de una aventura pues se encuentran en sitios de no
fácil acceso, enclavados entre montañas, con una exuberante vegetación y que
para acceder a ellas, tendremos que pasar por túneles, puentes, desfiladeros,
viendo la grandiosidad de la montaña y disfrutando de paisajes que no
olvidaremos.
Los nacimientos de agua, los hay
por todos lados, normalmente rodeados de vegetación, que junto con el melodioso
ruido del agua al transcurrir por sus cauces y por multitud de acequias, que ya
los árabes en su magistral quehacer agrícola, nos dejaron un legado bonito,
provechoso pero sobre todo exquisito por la gran variedad de frutales:
almendros, olivos, vides, cerezos, caquis, ciruelos, melocotoneros, albaricoques,
granados etc, siendo el más típico del Valle: el naranjo.
Nos encontraremos en cada pueblo, fuentes de nacimiento, Son nacimientos de agua, situados en un lugar de fácil acceso, normalmente en caminos de bastante tránsito, que por su utilidad, se hicieron fuentes para poder beber más fácilmente y aliviar el duro camino que antiguamente se hacía a pié, y normalmente acompañado de animales que transportaban las mercancías.